Gracias mamá, gracias papá.
Una vida en excelencia, conectados con los demás y creando resultados extraordinarios tiene en el fondo un enlace importante con nuestros antepasados, en especial con nuestros padres.
Sin importar la naturaleza de nuestra relación con ellos, bien sea una relación amorosa y nutritiva, desafortunada y alejada, deshonrosa o abusiva, cercana y trascendente, desconocida o ignorada hay algo que no podemos negar: dos seres humanos se unieron en un acto “mágico” y nos generaron, en la tierra, con cuerpo alma y espíritu. Eso de por sí es un hecho trascendente que si no se abraza desde el agradecimiento y el amor, nos pasa “facturas emocionales por debajo” constantemente.
La vida, sostenemos, es más que el cuerpo y las cosas materiales que nos rodean. Este fenómeno llamado humano es en esencia un conjunto de elementos que coexisten y entre ellos están los cuerpos emocionales y espirituales. Todos ellos son posibles en la existencia gracias a nuestros padres, nos guste o no, estemos de acuerdo o no, bien haya sido forzado o con libre consentimiento.
Dar gracias a papá y mamá libera las cadenas energéticas y emocionales que aún nos tienen atados a ellos y nos colocan en una posición de libre elección, de genuina conexión con los demás, “sin facturas emocionales pendientes”.
No sanar estas relaciones, normalmente implica: que no seamos feliz con nustras parejas, que el resentimiento, ira y angustia nos posean, que nuestros hijos no reciban amor y conexión infinita y, entre otras cosas, que nuestra vida financiera y creación abundante se vean limitadas por cadenas que no podemos entender.
¿Cómo hacemos el rito mágico de agradecimiento y la consecuente sanación?
Simple. Va a depender si están vivos o muertos, si están cerca o lejos.
a)Si están vivos y puedes, con mínimo o grandes esfuerzos acercárteles: ponte de frente a ellos, míralos a los ojos, y con toda la convicción de que estás tomando una medicina de vida eterna le das las gracias (por todo lo que te inspire el momento) le pides perdón (por todas las cosas que no han funcionado o que han faltado entre ustedes) y le dices que lo amas profundamente por darte la vida. Cierra con un abrazo.
b) Si están muertos, muy lejos o desconocidos: busca un lugar donde estés solo. Enciende fuego (vela, fogata, lámpara de combustible natural). Cierra los ojos y tráelos a tu concienciencia no importa la forma o imagen que tengas o recuerdes de ellos. Exactamente aplica la misma conversación anterior, como si estuvieras con ellos, y al final, el mismo abrazo, en tus pensamientos, tal cual estuviera pasando.
Espera entre 7 y 21 día. Obsérvate detenidamente y nota como algunos movimientos emocionales, que no entiendes, empezarán a ocurrir. Si fuiste sincero y comprometido, siéntate a presenciar los milagros que esto traerá en tu vida en excelencia.