EL DESAPEGO
Muchas veces hemos leído y escuchado sobre el desapego. De hecho, es una conversación muy común cuando se habla de crecimiento y transformación personal. Exploremos el espacio de libertad y de transcendencia que el mismo nos lleva.
Nuestro sistema educativo está diseñado para que persigamos, alcancemos y tengamos “cosas externas”, lo que llamamos bienes materiales. Esto de por sí no es ni bueno ni malo, es parte del día a día que vivimos y es realmente posible para cualquier persona. El conflicto y el sufrimiento llegan cuando estamos en la frustración de lo no alcanzado y en la ansiedad de lo que no ha llegado. Ambos estados emocionales constituye, desde nuestra mirada, un veneno para el alma. Las expectativas de nosotros mismos y de los demás destruyen sin cesar nuestras relaciones.
Aquí entra el desapego como remedio para el alma: aceptarlo todo y no esperar nada. No apegarse ni a nada ni a nadie permitirá valorar en el presente lo que tenemos como parte de “lo que hay” sin entrar en conflicto con ello.
La persona “desapegada” está declarando al mundo, que es poderosa y que confía plenamente que lo que está para ella y sus resultados llegan naturalmente. El desapego abre las ventanas de la paz y el agradecimiento. ¡Y es por el mismo desapego que soltamos los bloqueos emocionales y creativos y las cosas empiezan a llegar!
Siempre los resultados acompañan al que cree. Una demostración contundente de que usted cree es no apegarse a nada (¡pues todo llega naturalmente!). Un principio de abundancia que se corresponde con la “ley de siembra y cosecha”: da a los demás sin medidas y serás testigo de cómo llegan a ti las personas y resultados perfectos para tu nivel de conciencia.
Manos a la obra: empieza regalando y entregando las cosas materiales a los demás, sobre todo a quien más lo necesita. Da también de tu tiempo y de tus palabras de inspiración. Si tus resultados llegaron, agradece. Si no han llegado aún, agradece.
Con tus acciones hazle ver a los demás que confías que todo cuanto te corresponde está allí para ti y llegará en la medida que sueltes lo que tienes.